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Reseña del viaje la vuelta a los Alpes.
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August 17, 2018 – 8:07 pm
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Antes del día 1…

Justo en los últimos días del 2017 tuve que ser sometido a una cirugía de emergencia y terminé con una herida de unos 15 cm, que fue necesaria para que me pudieran quitar la vesícula biliar, naturalmente la indicación más seria del doctor para la recuperación era no cargar más de 15 kilos de peso durante los 3 meses posteriores, situación que complico el viaje en moto que teníamos planeado para las vacaciones de semana santa, en el que pretendíamos recorrer el sureste mexicano y terminar en las playas de Belice; pues los tres meses se cumplían exactamente a la mitad de la semana de Pascua, triste por la cancelación del viaje pero contento por haber salvado el pellejo, acepte estar quieto sin subirme a la moto los tres meses indicados a fin de que la recuperación fuera total y así seguir disfrutando de la vida sin secuelas.

Tiempo después, nos reunimos con nuestros compadres Karla y Eric, quienes nos contaron que por cuestiones de trabajo tenían que irse a vivir a Alemania y al mismo tiempo nos hacían la atenta invitación de visitarlos en cuanto pudiéramos, y pues, ya saben cómo somos… para el inicio del verano ya teníamos en mente nuestro destino para las vacaciones que se acercaban, Alemania…
Después de cansarnos de esperar en nuestro trabajo a que difundieran la circular oficial que marca las fechas para el receso escolar y así saber de cuánto tiempo podíamos disponer para el viaje, decidimos hacer un “supongando”, calculamos, pensamos, reflexionamos y decidimos comprar el boleto de avión, dejando unos días después del fin del ciclo escolar para nuestra partida y unos días antes del inicio del próximo ciclo para nuestro regreso, decisión que nos salió perfectamente bien, pues al siguiente día de la compra del boleto a Moni le hicieron llegar la dichosa circular y prácticamente coincidía con nuestras cuentas, así que las cosas empezaron a alinearse a nuestro favor.

Cuando faltaban algo así como 10 días para irnos, estábamos viendo en internet que todos los alrededores de Bühlertal, que es el poblado donde viven Karla y Eric, estaba rodeado por una zona montañosa mejor conocida como la Selva Negra, y planteábamos que sería buena idea buscar donde rentar unas bicicletas para hacer algunos paseos y recorrer las montañas, pero nuestro inconsciente no estaba muy convencido.

Al siguiente día volvimos a tocar el tema y platicamos que al ser una zona montañosa sería muy cansado para hacerlo en bicicleta por lo que pensamos que sería mejor opción intentar rentar una motoneta así que buscamos opciones de renta, lamentablemente no había donde hacerlo, entonces se nos ocurrió que podíamos comprar una y al terminar el viaje dejárselas a los compadres o venderla por internet, así que la misión ahora era encontrar motonetas en venta cerca de Bühlertal.

En unas cuantas horas encontramos una que parecía ser buena opción; mientras analizábamos los pros y los contras, vimos en un mapa que a unos escasos kilómetros de ahí, pasaba la carretera número 500 que va de Baden Baden a Triverg, que se extiende hasta la frontera con Suiza y que es famosa en Alemania entre los motociclistas, por tener unas buenas curvas y ser la puerta de entrada a la Selva Negra, como ya se imaginaran al leer esto, se nos ocurrió que teníamos que recorrerla y al ver que podríamos estar muy cerca de Suiza, una palabra empezó a sonar cada vez más fuerte en nuestras cabezas “Los Alpes”…

Así que venían otras preguntas, ¿Estará permitido usar una motoneta en ese tipo de carreteras? Y una alternativa llegó en automático, -pues entonces busquemos una moto más grande- dijimos, entonces a buscar en internet que era nuestro aliado en la cocción de esta idea, que más bien en esos momentos parecía más una vaga alucinación, pero nos emocionaba y eso era suficiente para seguir tratando, lo más económico que encontramos era una Génesis 500, pero aun el precio en euros estaba elevado para nuestros pesos, por lo que seguimos buscando. Al otro día planteamos la posibilidad de rentar una moto más grande, y encontramos que en Suiza, en la agencia Harley rentaban motos pero el precio era de unos 16,000 pesos por 3 días, lo que nos paró en seco, pero no fue definitivo, así que seguimos buscando otras opciones.

Un día antes de nuestra salida apareció la página de una empresa muy famosa de renta de autos, que también ofrecía renta motos doble propósito, que tenía sucursales en casi toda Europa excepto en Alemania y Suiza, que eran donde pretendíamos hacer la renta, aun así seguimos adelante y vimos con buenos ojos que podíamos rentarla en París por un súper precio, los mismos 16,000 pesos pero por toda una semana. Inmediatamente decidimos hacer la reservación, al siguiente día, nos mandaron un correo electrónico, donde nos decían que un agente nos contactaría para darnos a conocer la lista de requisitos con la que podríamos hacer la renta, pues el trámite que habíamos hecho por internet solo era parte del proceso, Rafael nos contactó, un Andaluz que trabaja ahí en París quien amablemente estuvo al pendiente de todo el tramite.

Al mismo tiempo de todo este movimiento, en el trabajo estábamos en pleno cierre del ciclo escolar, Moni con muchísima carga de trabajo y toda estresada terminó con una contractura muscular desde el cuello hasta el omoplato pasando por el trapecio, hombro y serratos, lo que la obligó ir al médico saliendo con tres días de incapacidad, un tratamiento muy estricto que incluía inyecciones cada 12 horas, collarín y reposo.

La partida…

El día de volar llegó, a Moni le pusieron todavía su última inyección poco antes de salir de casa, así que a mí me tocó cargar las dos maletas de equipaje que llevábamos, llegamos al aeropuerto y el vuelo transcurrió sin novedad hasta aterrizar en Londres, donde tuvimos que hacer escala, situación que no nos molestó, pues significaba conocer otro aeropuerto y tomarnos un té inglés mientras esperábamos.

Subimos al segundo avión que nos llevaría a Frankfort; en menos de 3 horas ya estábamos pisando suelo alemán y recogiendo nuestras maletas, pasamos a migración las preguntas de rigor a medio entender con mi poco inglés y con el acento del agente que no le entendía mucho, pero fue suficiente para que nos pusiera el sello de entrada en el pasaporte.

Salimos del aeropuerto buscando la estación del tren que nos llevara a la ciudad donde íbamos a pasar la noche, pero no estaba clara la información en el aeropuerto, así que tuvimos que preguntarles a dos chicas que amablemente nos dijeron que teníamos que tomar un autobús para llegar a la terminal 1 del aeropuerto, donde había conexión a la estación del tren.

Seguimos las instrucciones y en unos 20 minutos estábamos saliendo de la estación buscando un hotel, después fuimos a buscar algo para cenar, cuando caminábamos de regreso al hotel se acercó a nosotros un tipo que nos habló en alemán aunque parecía de origen turco, le dije en inglés que no le entendíamos, pero era clara su expresión de que quería que le diéramos dinero, yo continúe diciéndole que no le entendía, se molestó y tomó un apostura agresiva, mirándome muy enfadado, por un momento pensé que me daría un golpe, pero yo solo seguí viéndolo y diciéndole que no le entendía, se quedó con las ganas de pegarme pero se fue sin dinero, seguimos nuestro camino; sin novedad pasamos la noche.

Al otro día temprano buscamos donde desayunar antes de seguir nuestro recorrido, pues nos faltaban algo así como 3 horas para llegar a nuestro destino. Compramos los boletos de tren en una máquina automatizada y vimos que había la opción de comprar un pase de grupo pequeño, donde yo pagaba unos 23 euros y cada acompañante pagaba solo 6 euros más, solo con la restricción de poderlo utilizar en el estado de Baden Wurtemberg, donde creíamos estar; caminamos hacia los andenes buscando donde saldría el tren, al cual por cierto teníamos 2 minutos para llegar si queríamos abordarlo, así que tuvimos que correr, le pregunté a un trabajador de la línea del tren que anden debía buscar y le mostré el boleto, él como buen samaritano me dijo que esperara y fue a imprimir un papel donde decía la salida y las conexiones que deberíamos tomar para llegar a nuestro destino.

Subimos al tren, nos acomodamos y revisando el itinerario, vimos que debíamos cambiar de tren en la ciudad de Karlsruhe,  a la que faltaban casi dos horas para llegar, así que volteamos a la ventana para disfrutar del paisaje, que rápidamente cambio de los suburbios de la ciudad a los sembradíos de trigo y la campiña alemana.

Habríamos avanzado algo así como media hora, cuando paso la persona que revisa los boletos, cuando le entregué nuestro boleto nos dijo que estábamos en el tren equivocado, si era el destino pero con el pase que habíamos comprado solo podíamos usar trenes regionales y ese no lo era (situación por la que podía habernos multado pero no lo hizo), por lo que teníamos que bajar en la siguiente estación y ahí abordar el otro tren, le pregunté que si podíamos pagarle ahí el boleto para continuar en ese mismo tren, a lo que contestó que no era posible, pues ya habíamos pagado parte del recorrido y no podía cobrarnos doble, agradecimos la atención, comentamos entre nosotros que la persona que nos dio la información en la estación de Fráncfort nos había mandado al tren equivocado, resignados nos bajamos en Worms.

Nos dirigimos a buscar el cartel donde está la relación de todos los horarios y destinos a los que llegan los trenes que salen de esa estación, cuando estábamos buscando nuestro destino se acercó un chico con su uniforme de trabajador del tren y trató de ayudarnos, pero no aparecía la conexión que necesitábamos, así que después de un rato nos dirigimos a las oficinas donde la vendedora de boletos encontró en el sistema la conexión y nos cobró únicamente 6 euros por el boleto que nos llevaría a Karlsruhe, donde ya era válido el pase regional que habíamos comprado inicialmente. Por cierto en la fila también había un señor que llevaba una bicicleta y una monja que seguramente habían sido “ayudados” por el mismo samaritano, esta última estaba tan enojada que por un momento pensé que la madre les iba a mentar la monja, -jajaja- chiste mexicano.

Sin mayor problema tomamos el tren, en una hora y media ya estábamos bajando en Bühl, solo faltaba tomar un autobús que nos llevaría a Bühlertal nuestro destino final.

Ya en casa de los compadres, después de la bienvenida con unas cervezas platicamos de los planes para los próximos días, que consistieron en visitar Friburgo, así que preparamos una mini maleta, junto con los compadres y los ahijados tomamos el tren, resultó ser una ciudad muy bonita, con un centro histórico muy antiguo, su catedral con muchas obras de arte y unos vitrales extraordinarios, cuando caminábamos por ahí nos tocó ver que había un mercado en la calle, decidimos recorrerlo, bobeando cuanta cosa vendían, acabamos deleitándonos con unas salchichas muy pero muy buenas, claro y unas cervezas, que por cierto ya nos habían puesto al tanto de que en Alemania ¡está permitido tomar en la calle!!! Lo que nos causó mucha alegría.

Continuamos nuestro recorrido por la ciudad y encontramos un bar donde estaban trasmitiendo el partido por el tercer lugar del mundial, nos sentamos en una jardinera que estaba en la banqueta enfrente del bar; fuimos por más salchichas y más cervezas para ver el partido, ya por la noche nos fuimos a un hotelito donde estábamos hospedados para descansar.

Al otro día desayunamos muy tranquilamente y continuamos caminando por Friburgo que seguía cautivándonos, para el medio día decidimos tomar nuevamente el tren para seguir con lo planeado, que era ir a Estrasburgo en Francia, para ver la final del mundial apoyando a los franceses desde luego; para ese trayecto también habíamos comprado un paquete de grupo pequeño que nos hizo ahorrar mucho, pero fue hasta que llegamos a Appenweier donde debíamos cambiar de tren, que caímos en cuenta que posiblemente solo podríamos llegar a Kehl, la ciudad fronteriza del lado alemán con ese boleto, pues solo era válido en Alemania; decidí acercarme al maquinista para preguntarle si el boleto era válido para ir hasta Estrasburgo, a lo que me contestó –No es válido, pero conmigo si pueden ir- así que corrí a donde estaba toda la pandilla de viajeros y les di la buena noticia, abordamos el tren llegando a nuestro destino.

Ya en Estrasburgo y después de haber comprado los boletos para el regreso a casa de los compadres, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad, claro, admirando la arquitectura antigua que hace gala por toda la ciudad, particularmente las casas muy antiguas con estructura de madera que seguramente son del siglo XV o algo por el estilo.
Cuando estábamos en el centro buscábamos donde comer y ver el partido, pero todo estaba lleno, solo había un restaurante que tenía una pantalla afuera, con un  parquecito enfrente donde ya se había reunido una multitud, para intentar ver algo en la pantalla que parecía diminuta para tanta audiencia, y que prometía un ambiente que iba a estar muy bueno, fuimos a comprar Quiche Lorraine para comer, pero cuando íbamos a la mitad de nuestra comida empezó a lloviznar, por lo que tuvimos que buscar otra opción techada para evitar que los ahijaditos se mojaran, así que caminando a prisa nos dirigimos a un restaurant que habíamos visto en el camino que tenía una terraza cubierta y mesas libres, solo que cuando llegamos ya no había lugar; lo bueno fue que a unos pocos metros había un lugar donde vendían Kebab árabe donde habían puesto unos toldos en plena calle, ahí nos sentamos a comer y ver el partido disfrutando de unas cervezas holandesas obscuras con 8.6° y de medio litro ahhh! que delicia…

Como ya saben el partido estuvo entretenido, pero nosotros agregamos diversión, pues la señal del restaurante de a un lado donde no alcanzamos lugar, tenía un retraso como de un minuto así que mientras, las mesas de nuestro lado gritábamos y festejábamos cada gol francés, los otros tenían que esperar un minuto más, no sin antes sorprenderse de la euforia que emanaba nuestro lado.

Cuando terminó el partido y la algarabía empezó, vimos que todos caminaban como hormiguitas para el mismo sentido, decidimos seguirlos y llegamos a la plaza Kléber, donde ya estaba el festejo en pleno apogeo al cual nos unimos con la simple intención de ayudarlos con tanta alegría que desbordaban.

Después de varias horas metidos ahí, Karlita nos sacó de la fantasía que estábamos viviendo de haber ganado algo, diciéndonos que ya era hora de tomar el tren, sin más caminamos a la estación, tomamos los trenes que nos llevarían de regreso a Bühlertal y terminar así un fin de semana muy divertido, con muchas nuevas experiencias.

Cansados, con una inquietud en la mente, ansiosos de que se resolviera la incógnita que íbamos cargando como equipaje extra, ¿se completaría la loca idea de rentar la moto? Nos fuimos a dormir sabiendo que el viaje apenas empezaba.

Continuará…
El Escribidor.

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August 18, 2018 – 12:23 am
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Ke barbaroo!!!! espero msa de la TIGERnovela!!!!!!

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August 18, 2018 – 12:24 am
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Excelente estimado @Tiger, y apenas vamos en la primera parte de esta gran narración, Tome un respiro Escribidor pa comenzar las curvas que vienen
saludos, Tom

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August 18, 2018 – 5:54 pm
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Extraordinaria primer entrega de la saga, súper bien narrada, quedamos en espera de la siguiente entrega.

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August 20, 2018 – 2:50 pm
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Quedo en suspenso, como siempre es un placer leer sus aventuras

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August 20, 2018 – 5:46 pm
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En espera ESCRIBIDOR  dale  saludos

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August 20, 2018 – 11:43 pm
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pffffff  !!!!!!!

me declaro adicto a su narrativa señor escribidor 

en espera del siguiente capitulo

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August 21, 2018 – 2:56 pm
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Espero la siguiente entregs, muy buena historia sin duda

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August 23, 2018 – 6:45 pm
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Pues esperanding la siguiente sucesión de palabras que narran de forma muy clara sus vivencias.

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August 27, 2018 – 2:02 pm
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Después de seguir en contacto con Rafael el amigo de la renta de la moto, que amablemente seguía atendiéndonos y resolviendo los detalles, como verificar que mi licencia de motociclista fuera aceptada para cubrir ese requisito, solo quedaba pendiente el depósito que nos había mencionado de 3000 euros, que debían respaldarse con una tarjeta de crédito.

Al mismo tiempo seguíamos viajando por las cercanías a Bühl; fuimos de visita a Baden Baden, también tomamos otro día para vagar por Stuttgart, y por fin llegó el día de enfrentar al destino…

Día 1 Visitando la Ciudad Luz

Ese día amanecimos en Estrasburgo, Francia, y más temprano de lo acostumbrado, nos levantamos con una emoción superior a la que nos acompañaba cada mañana, de echo ni siquiera desayunamos, un yogurt que llevábamos como lunch fue suficiente alimento que comimos minutos después de abordar el tren de gran velocidad; sentados muy cómodamente volteando hacia la ventana, intentábamos disfrutar el paisaje, pero en realidad no lo veíamos, una idea en la cabeza no nos dejaba disfrutarlo libremente.

En menos de 3 horas llegamos a la Estación del Este en París, una vez ahí tomamos el metro, la línea 7 hasta La Fayette donde cambiamos a la línea 9, en el metro compruebas que París es una ciudad cosmopolita, lo gracioso es que ves muy pocos parisinos y mucha gente de todas partes del mundo, bien pudimos haber hecho una reunión de la ONU en el vagón, íbamos amontonados personas de todas las razas y parecíamos sardinas, yo iba observando e intentado hacer un perfil de muchos de los pasajeros que iban junto a mí, hasta que el sonido del metro me interrumpió anunciando -Siguiente estación Trocadéro-, automáticamente voltee a ver a Moni y esa era la señal que indicaba que ahí bajábamos para la cita pendiente.

Salimos del metro cargando en una mochila más ilusiones que equipaje, subimos los últimos escalones que nos sacaron de la estación del metro buscando “algo” por todas partes; el palacio de Chaillot no nos dejaba ver todo el paisaje, por instinto seguimos caminando sin saber exactamente hacia donde, y de pronto apareció a nuestro costado, ahí estaba, parecía que nos esperaba, bueno al igual que a los miles de turistas que también iban llegando, majestuosa como la habíamos visto hace 12 años, “La Madame” como la llaman los parisinos, La torre Eiffeld como es conocida por todo el mundo, la admiramos unos minutos en total silencio, a Moni le ganó la emoción pues tenía muchas ganas de regresar a París y sin querer queriendo lo habíamos hecho.

Un crujido en el estómago nos recordó que no habíamos desayunado, así que fuimos a buscar un lugarcito que conocimos la vez anterior, que extrañamente es muy barato para desayunar mientras tienes como vista panorámica el Arco del Triunfo, no es un restaurant en sí, más bien es una panadería donde venden baguetes y cosas por el estilo. Con agrado vimos que había crecido un poco pero conserva ese toque casual que recordábamos, al terminar recorrimos a pie los Campos Elíseos y toda la zona turística, hasta llegar nuevamente a la Torre Eiffeld para rodearla y verla de todos los ángulos posibles la cual no dejaba de maravillarnos; acalorados y con tanta sed nos vimos obligados a pagar 4 euros cada uno por una bebida que solo mitigó un poco la deshidratación.

Cansados de caminar y engentados de tantos turistas, pero más ansiosos de que dieran las 5:30 que era la hora marcada para recoger la moto, siendo las 4:00 de la tarde decidimos empezar a buscar la dirección, llevábamos nuestro GPS que utilizamos en la moto, pero algo pasaba que aunque ya lo habíamos encendido desde que llegamos a París no funcionaba, solo marcaba que se estaba conectando con los satélites, pero de ahí no pasaba, así que tuvimos que buscar la dirección a la antigüita, en un mapa impreso que encontramos en una parada de autobús. Para nuestra suerte estábamos muy cerca, así que con más entusiasmo caminamos, en ese momento la mochila ni la sentíamos pesada, nuestros ojos estaban enfocados en buscar el número 27 de la calle St. Ferdinand, una vez ahí entramos decididos a lograr el cometido, aunque muy adentro de nuestra mente seguíamos esperando que la tarjeta de crédito no nos jugara una mala pasada.

Ya en el lugar preguntamos por Rafael, y en unos instantes apareció en la oficina, nos saludos muy cordialmente como si ya nos conociéramos de antes, nos dio las maletas de la moto para que empezáramos a guardar nuestro equipaje, mientras él hacia el papeleo; agradecimos el gesto, mientras yo pensaba -la tarjeta, pasa primero la tarjeta jajajaja-, queriendo estar seguro de que no habría ningún problema, cuando íbamos terminando de guardar las cosas me llamó Rafael para firmar el contrato y al fin pasar la tarjeta, nos dijo que el depósito había quedado en 1,500 euros, así que la tarjeta paso sin problema, -grandioso- pensé, al momento que voltee a ver a Moni y los dos teníamos una sonrisa de felicidad por habernos salido con la nuestra, en este plan que justo en ese momento nos habría un sinfín de opciones para recorrer muchos lugares.

Salimos a recibir la moto, era una BMW GS 700, parecíamos niños en día de reyes muy emocionados, Rafael nos dio los detalles de las funciones que tenían todos los botoncitos que no tiene la Heroica (nuestra moto sportster), una vez terminada toda la formalidad montamos las maletas, acomodamos el GPS, nos pusimos los cascos que también habíamos rentado, los guantes que amablemente nos prestaron y nos montamos en la moto, yo con cierto remordimiento como de estarle siendo infiel a la Heroica, pero la idea de tener a París frente a nosotros y la libertad de recorrerla por donde se nos pegara la gana quito rápido ese sentimiento.

Nos despedimos muy agradecidos de nuestro nuevo amigo Rafael y decidimos perdernos por la ciudad sin un rumbo fijo, aparte de que el GPS seguía sin conectarnos, pero en ese momento no nos preocupaba, solo queríamos avanzar por esas calles llenas de magia e ir conociendo a nuestra nueva compañera de aventuras que por cierto era de color rojo.

Una vuelta por el Arco del Triunfo, recorrido por los campos Eliseos, y con las calles muy libres de tráfico, seguimos avanzando y decidimos ir nuevamente a la Torre Eifield, para tomarnos fotos ahora con la moto, para hacer una especie de presentación ante la sociedad de nuestra locura de verano.

Cuando decidimos seguir nuestro recorrido por la ciudad, nos dimos cuenta que algo había pasado, las calles estaban llenas de carros y el tráfico se había puesto muy congestionado, intentamos ir a la Catedral de Notre Dame y resultó imposible, primero por el tráfico ya estaba de locos y segundo el GPS que aparentemente ya se había conectado nos mandó a otro lugar, parecía que no nos había ubicado bien hasta ese momento, así que decidimos huir de la gran ciudad, tomamos nuevamente la avenida de los Campos Eliseos hacia el Arco de la Defensa y seguimos derecho hasta Bezons, en las afueras de París, donde nos detuvimos a comer a un costado del rio Sena y mientras estábamos ahí, el GPS empezó a funcionar correctamente y como ya era tarde buscamos un hotel cerca para descansar.

Cuando metí la moto al estacionamiento subterráneo del hotel, la paré junto a una BMW R GS 1200, casualmente iba llegando el dueño, quien se quedó viendo la moto en que yo estaba montado y con una sonrisa me dijo:
-Esa es la GS 700!, Son muy buenas!, ah! pero es de las que rentan?- en cuanto vio el logo de la empresa, le contesté que efectivamente la habíamos rentado, él era francés y me platicó que se dirigía a Suiza por cuestiones de trabajo:
– ¿Para dónde van ustedes?-, preguntó,
– Mañana para Alemania y después a Suiza-, le respondí
– ¿A qué parte? Continuó preguntando con mucho interés,
– Vamos a cruzar los Alpes- respondí
– Oh que bien, las carreteras ahí son grandiosas-
– ¿Alguna recomendación?
– Si, cuando llegues  a las carretas angostas, en las curvas conduce pegado a la derecha, pues algunas veces salen autos invadiendo tu carril, ve del lado derecho y no tendrás problemas-
Agradecí la información nos despedimos deseándonos buen viaje mutuamente y nos fuimos a dormir felices.
Las cosas se seguían acomodando a nuestro favor, ahora lo que seguía…

Continuará…
Tiger
El Escribidor.

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August 27, 2018 – 7:52 pm
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Gracias, gracias, gracias, con esta narrativa es como viajar con ustedes

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August 27, 2018 – 8:47 pm
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Esa forma de redactar que en verdad emociona.

Super historia Tiger!

🙂

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August 28, 2018 – 1:14 am
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Me sentí dando la pinche vuelta contigo en esa 700 mi buen Tigger, increíble!!! Magnífico!!!

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August 28, 2018 – 4:29 pm
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Estimado @tiger, no queda mucho que decir más que felicitarlos por ese gran espiritu aventurero, por cruzar el charco y tener la experiencia de una rodada tan majestuosa como la que describes. Cada letra que leo me transporta a su viaje como a varios de los que muy atentos seguimos con gusto sus reseñas. Espero pronto leer la siguiente parte y disfrutar como siempre una redacción impecable.

Sin más espero no tardes mucho para el siguiente capítulo.

Saludos

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August 29, 2018 – 6:23 am
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@Tiger una super aventura a las que nos tienen Moni y usted acostumbrados, que increíble!!!!!

Muchas gracias por dedicarle su tiempecito a compartir la experiencia y quedamos en espera de la continuación!!!!!!

Echele Banda de Toluca!!!!!

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August 31, 2018 – 2:21 am
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Día 2:
Bezons, Francia – Bühlertal, Alemania.

Desayunamos en el hotel tranquilos, sin prisa, sabíamos que teníamos todo el día para recorrer los casi 600 kilómetros para llegar a la casa de Erick y Karlita en Bühlertal, programamos el GPS para que nos llevara solo por carreteras secundarias, pues lo que queríamos era descubrir la campiña francesa y recorrer esas zonas no turísticas, aprovechando la ventaja de poder detenernos donde quisiéramos.

Nos montamos en la moto, siguiendo el proceso de adaptación con ella y reconocimiento con la marca, ya que solo una vez había tenido la oportunidad de manejar una doble propósito. Salimos a carretera, pero había que rodear prácticamente todo París, pues habíamos terminado del lado opuesto al rumbo que necesitábamos tomar; el GPS nos guiaba por una carretera que cruzaba toda la zona de los suburbios, había tráfico, pero estaba fluido, de pronto pasamos por un lugar donde había un tianguis de productos árabes y decidimos pararnos a echar un vistazo, lo recorrimos rápido pero tratando de ver los miles de productos que había, los vendedores se nos quedaban viendo con la expresión de “y estos fuereños que hacen aquí”, pero no perdían oportunidad de gritarnos una cantaleta que supongo que era la oferta y promoción que anunciaban, igual que los tianguis mexicanos; salimos de ahí y retomamos nuestro camino.

La temperatura empezaba a subir, los carros se iban multiplicando, lo que hacía que cada vez avanzáramos más lento, habíamos avanzado unos 20 kilómetros en algo así como 40 minutos y llegamos Stains donde vimos un Carrefour, y decidimos pasar a comprar cervezas 8.6 ya que en Alemania no las vendían y llenamos las maletas de la moto de sidras, vino tinto y muchas 8.6, ya saben, provisiones por si se llegaran a necesitar.

Salimos de ahí con la intención de modificar la idea original, tomar las carreteras principales para salir lo antes posible de la zona de tráfico, el GPS hizo el cálculo de la nueva ruta, pero aun así nos costó trabajo salir de ahí, al principio iba formado en mi carril como todos los vehículos, mientras veíamos como las demás motos nos rebasaban entre carriles, pues por momentos el tráfico estaba a vuelta de rueda, no es que sea muy respetuoso de las normas de tránsito, sino que, las maletas de la moto estaban más anchas de lo que estoy acostumbrado con las alforjas de piel de la Heroica y no quería arriesgarme a dar algún rayón a un carro, pero después de estar otros 20 minutos detenidos entre carros y tráilers, más el calor que ya estaba insoportable, decidí empezar a rebasar entre carriles como todas las demás motos, así después de ratonear entre el tráfico casi una hora, logramos salir de la zona urbana y tomar carretera, nos detuvimos para configurar el GPS nuevamente a caminos secundarios y seguimos adelante; tomamos las carretera N4 también conocida como “La ruta de Troyes” que es de un carril de ida y otro de venida, la cual resultó ser muy transitada por camiones de carga, lo que nos hacía ir despacio planeando cada rebase. Los paisajes no tardaron en aparecer, primero nos sorprendieron los inmensos sembradíos de lavanda, que no solo le daban un toque de belleza al paisaje, sino también aromatizaban el ambiente, pues el olor se percibía de una manera sutil pero muy agradable, mas adelante aparecían campos de trigo y nosotros continuábamos rebasando tráilers, mientras cruzábamos una planicie que pasaba a lo largo de muchos pueblos pequeños que hacían que el límite de velocidad bajara, el clima estaba agradable, se sentía calor pero soportable, claro era tanta nuestra emoción que unos pocos grados de temperatura no nos molestaban en lo más mínimo.

Faltaban pocos minutos para que dieran las 3 de la tarde cuando decidimos entrar a una gasolinera en Sommesous, para descansar y llenar el tanque, en ese momento nos llevamos una sorpresa al ver que el litro de gasolina costaba 1.50 euros, algo así como 34 pesos, si por litro!! y aunque esa parte no la teníamos contemplada, tampoco nos arruinó la felicidad, ya que teníamos bien claro que el viaje sería “viaje ahora y pague después” como las otras ocasiones.

Tomamos camino nuevamente y seguían los campos de cultivo como paisaje de fondo; pasamos también una zona donde había muchas turbinas de aire de las que generan energía eléctrica que aunque parecían desentonar con el lugar, ponían en claro que Francia es uno de los países que más cuida el medio ambiente y eso nos hacía aceptarlo.

Moni seguía con su otra pasión: tomar muy buenas fotos del camino, mientras la GS 700 y yo nos íbamos entendiendo en como tomar las curvas, ensayábamos en las miles de glorietas que encontramos en los poblados que cruzábamos y así seguimos hasta que llegamos a Chaundeney, donde entroncamos a una carretera más grande hasta Saint-Dizier donde nos paramos a comer.

El paisaje fue cambiando conforme avanzábamos, las llanuras se convirtieron en bosques y las rectas en curvas no tan pronunciadas, pero que hacían más divertido el recorrido, rodeamos Nancy y avanzamos sin mayor novedad hasta Phalsbourg, donde tuvimos que parar nuevamente a cargar gasolina, le pregunte a Moni si quería descansar un poco y me dijo que no, que siguiéramos avanzando y así lo hicimos, seguíamos muy tranquilos nuestro recorrido, aunque empezaba a extrañar la posición cómoda de la Heroica, así como el asiento más ancho pero sobre todo los posa pies, cuando de pronto, una pequeña zona boscosa nos sorprendió con unas curvas que exigían más de lo esperado hasta ese momento; sin embargo las recibimos con alegría, pues rompieron con la monotonía de las rectas anteriores y la mejor parte es que nos llevaron a Saverne, Marmoutier y kilómetros adelante a Wasselonne, siendo estos tres pueblos muy antiguos, parecía que habíamos viajado en el tiempo; casas muy viejas con el clásico estilo medieval y muchos adornos florales.

Avanzábamos por esa zona que nos había sorprendido gratamente, vimos que valía la pena el haber evitado las autopistas, estábamos viviendo la emoción de ir por lugares inesperados, dejando que el destino nos sorprendiera y por supuesto que lo seguiría haciendo. A pocos kilómetros tomamos una recta que nos guiaba directamente a Estrasburgo, lo que nos indicaba que estábamos ya cerca de nuestro destino. Conforme nos acercábamos más a la ciudad, se veía cada vez más clara una gran construcción que sobresalía de las demás, era la Catedral, uno de los edificios más bonitos que hemos conocido y que aún de lejos podíamos admirarla. Fascinados con el paisaje, vimos de pronto que había que desviarnos para cruzar el río Rin, que marca la frontera entre Francia y Alemania.

Nos despedimos de Francia con la firme promesa de regresar, bueno forzosamente teníamos que hacerlo para regresar la moto jajaja.

Del lado Alemán nos recibió Kehl, una ciudad que ya no era tan pequeña como la habíamos conocido años atrás y que teníamos muy buenos recuerdos de ella, pues ahí habíamos comprado nuestras chamarras con protecciones para andar en moto a un precio muy barato. Sin darnos cuenta, salimos a la autopista 5, cuando volteé a ver el GPS, me di cuenta que había desaparecido el espacio donde indicaba el límite de velocidad y rápidamente se me vino a la mente que el compadre Erik me había comentado que en Alemania en las autopistas, no hay límite, puedes manejar a la velocidad que tú quieras, así que adivinaron, un jalón al acelerador bastó para que la GS 700 supiera de que se trataba y rápidamente aumentará la velocidad; los cuatro carriles para cada sentido daban mucha confianza, así que más rápido de lo que esperábamos empezamos a ver los señalamiento que indicaban la desviación para Bühlertal, serían como las 9 de la noche, aún había luz y el clima era agradable, al menos hasta que salimos de la autopista, pues al entrar al camino final parecía que habíamos entrado al refrigerador, pero siendo de Toluca estamos acostumbrados a esas temperaturas, así que no pasó de sentir el cambio y seguimos hasta llegar a la casa de los compadres Erik y Karlita, que para variar nos esperaban con unas cervezas y la cena lista, nos quedamos hasta tarde platicando la aventura vivida y planeando el recorrido para el siguiente día, pues ellos se integrarían con nosotros a esa parte del recorrido.

Ya era más de media noche cuando nos fuimos a dormir, cansados pero con una felicidad inmensa…

Continuará…
Tiger, El Escribidor.

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August 31, 2018 – 5:49 am
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Felicidades por esa maravillosa experiencia y,
Muchas Gracias! por compartirla, como varios lo han
señalado estoy disfrutando ese viaje con ustedes.
Recibe un fuerte abrazo desde el Glorioso Ecatepunk!

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August 31, 2018 – 2:35 pm
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Felicidad inmensa es leer cada renglón de esa interesante TigerMoni novela.

Y las fotos papa!!?

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August 31, 2018 – 3:56 pm
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Muchas Gracias mi Tiger y Moni por compartir, seguimos atentos

El leedor

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September 2, 2018 – 6:09 pm
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Que chingonería la neta

– Chorizo Maker Squad –

“No somos una manada, somos una mamada”  WH

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