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RODADA ESPINAZO DEL DIABLO
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(Offline)
1
May 13, 2009 – 6:34 pm
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Espero no se aburran, pero fue una experiencia muy padre.
Lancer (Carlos López)
Kuñiz (Mario Manjarrez)
Diablo (Enrique Cisneros)

RESUMEN:
Kms recorridos: 2,755 (1,713 millas)
Estados Visitados: 10 (Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas, Durango, Sinaloa, Nayarit, Michoacán)
Días de recorrido: 4
RUTA: Toluca-Atlacomulco-San Juan del Río-Querétaro-Celaya-Salamanca-Irapuato-Silao-León-Lagos de Moreno-Aguascalientes-Zacatecas-Fresnillo-Sombrerete-Durango-Espinazo del Diablo-Mazatlán-Escuinapa-Acaponeta-Santiago Ixcuintla-Tepic-Compostela-Guayabitos-Bucerías-Nuevo Vallarta-Puerto Vallarta-Compostela-Tequila-Guadalajara-Morelia-Atlacomulco-Toluca

Horas efectivas de manejo: 8+10+7+10=35
Horas de manejo promedio por día: 8 horas tirándole a 9
Kilómetros promedio recorridos por día: 690
Husos horarios: 2
Monto invertido: una lana
MEJORES CURVAS: Las del Espinazo del Diablo y las de Sinaloa…
Muchos tanques de gasolina, muchas casetas pero muchísima diversión y la vivencia de una experiencia única en la vida

Pues nada… Todo comenzó en la bendita junta de los jueves, el día del niño del año 2009. Se avecinaba un puente, y no precisamente por la multimencionada y temida influenza… (que después de rodar miles de kilómetros hacia otros estados del la República, nos dimos cuenta de que los únicos paranoicos son los chilangos y los mexiquenses, porque parece que a los demás les viene valiendo m… Como nos dijera una señora en pleno corazón de la Sierra Madre Occidental, con mucha filosofía: “eso de la influencia son puras p….”). En fin, Kuñiz y Lancer la vieron tan convencida que se la creyeron… y yo también. Pero no nos saltemos ni adelantemos hechos, si no ,esta reseña va a ser un reverendo des…barajuste.

Bueno… resulta que Lancer y yo ya estábamos planificando una de esas rodadas que dejan a uno sin aliento por muchas razones: por las carreteras recorridas, por los paisajes increíbles, por la gente que conoces, por la comida que pruebas, por las aventuras que vives y por la compañía de buenos amigos con quienes compartes esos momentos que le dan un sabor especial a la vida. Entonces ya habíamos pensado en Veracruz, en Michoacán, en Guerrero…. Pero ahí estaba esa rodada pendiente que por los tiempos y la distancia era difícil de hacer y tendríamos que esperar algunas vacaciones, un puente o algo así… pero el momento era precisamente este puente del día del trabajo, con una muy buena ayudada por parte de la influenza…. Así es que cerca de la media noche, en la junta semanal, decidimos hacer la rodada que efectivamente nos dejó sin aliento: “El Espinazo del Diablo”. No se que tanto tengo que ver con ese amigo: así me dicen, luego hace poco estuve en la Garganta del Diablo y ahora en el Espinazo. No se que falte, pero estas experiencias han sido verdaderamente interesantes. Las ciudades y estados visitados pasaron a segundo plano, porque toda la rodada tenía la intención de cruzar la Sierra por esa impresionante carretera construida de 1941 a 1960 cuando Adolfo López Mateos era presidente. En fin: invitamos a todos los que estuvieron en la junta e inclusive a otros que no estuvieron, pero al final sólo quedamos tres: Kuñiz, Lancer y yo. Rubén ya no pudo ir. Así es que nos quedamos de ver en el Águila a las 9am.

El primero en llegar fue Lancer, luego yo y al final el Kuñiz. Encendimos nuestras poderosas máquinas y pasadita de las 10am salimos con rumbo a Querétaro. La formación: Diablo adelante, luego Kuñiz y luego Lancer. Nos brincamos la caseta de Ixtlahuaca, no así la de Atlacomulco. Hicimos una escala en la Barbacoa Santiago, en Palmillas. Yo vi mucha gente queriendo entrar pero pensé que era porque todos querían ir al baño o porque estaba estorbando una gran caja que contenía un borreguito hecho barbacoa, de tal suerte que pedí permiso y me fui abriendo paso justo cuando una mesa se estaba desocupando. Me senté y fui seguido por Lancer y Kuñiz, cuando un empleado del famoso negocio se acerca y nos dice: “señores, hay mucha gente haciendo fila, así es que hagan lo propio”. Le dije: Ah, ¿si?…. Bueno. Lancer , vámonos, jaja. Ni modo, tuvimos que comer afuerita, no hubo problema. Mientras nos dieron un espinazo aunque no era de diablo, sino de borrego, como preparándonos para lo que venía. Cada taco nos costó más de 20 mexican pesos pero así es la ley de la demanda.
Proseguimos hacia Querétaro. Tomamos luego la carretera libre y atravesamos Celaya por el centro de la ciudad. Luego enfilamos rumbo a Salamanca e Irapuato (buenas carreteras). En una parada, Lancer aprovechó para ponerse “bloqueador solar” (con todo y casco, chamarra, chaleco, botas, pantalones y guantes –hazme el fabrón cabor-), pero lo único que se le bloqueó fueron los ojos. Pues si, no te rías que ya te estoy viendo. Resulta que se puso un bloqueador líquido que se corre con el sudor antes de llegar a León y le entró a los ojos. Kuñiz y yo extrañados porque se nos había quedado el buen Lancer. Lo esperamos un buen rato y nos paramos en una gasolinería. Luego como estaba casi ciego no nos vió y se siguió hasta que nuevamente nos encontramos. Se quitó el casco y parecía que su mamá lo había regañado porque tenía los ojos rojos rojos rojos. Nos suplicó que nos detuviéramos en una farmacia para comprar unas gotas y nos paramos en un Superama en León. El calor ya empezaba y era el preámbulo de lo que nos esperaba.

MORALEJA #1: cuando tienes casco, chamarra, guantes, pantalones y botas, ¿Cómo pa qué chingaos te pones bloqueador líquido en la cara que se corre y te pone los ojos más ardientes que la salsa valentina? Bueno, no more comments, jaja.

Seguimos hacia Lagos de Moreno, y la intención era seguir directo a Aguascalientes, también por la libre pero en un tramo en construcción como que me seguí derecho y acabamos unos 70 kms al este de Ags, en Ojuelos pero no hubo problema, enfilamos a Aguascalientes y listo. Por cierto, en ese tramo hacía un aire súper fuerte que nos movía de nuestro trazo y teníamos que luchar contra el viento que pegaba sobre el lado derecho entonces como que luchábamos inclinándonos hacia ese lado. Es increíble el poder del viento, que te mueve de un lado a otro como queriéndote sacar de la carretera, pero seguimos con una leve y breve lluvia que se antojaba como rara…

Antes de llegar a Aguascalientes, hubo un retén de la Policía Federal. Nos preguntaron que de dónde veníamos y a dónde íbamos. Nos pidieron licencias y tarjetas de circulación. Les mostré mi super licencia permanente del DF Tipo “A”. Me dijo el oficial que esa no servía para conducir motocicletas. Me pidió mi tarjeta de circulación. Sólo llevaba una copia. Entonces dije:”ups”. Me hice wey, que no sabía, etc etc etc. Le caí bien yo creo y nos dejó ir. Luego me pasó algo raro: mi poderosa Yakuza (nombre de la mafia japonesa) me jugó una broma: ¡se apagó! No tenía idea de por qué. Me detuve casi intempestivamente. Kuñiz y Lancer se extrañaron. Yo más. Nunca supe la razón, creo que fue un sensor me imagino porque no cambié a la siguiente velocidad. Mecanismo de autoprotección. Mucha tecnología, jaja.

MORALEJA #2: debes de tener licencia de motociclista vigente y tarjeta de circulación original. Y cámbiale de velocidad, wey.

En Aguascalientes hacía un viento muy fuerte y la gente estaba como triste porque cancelaron la Feria de San Marcos, según nos dijo el despachador de la gasolinera. Había anuncios espectaculares y publicidad de la feria que no sirvió para nada, por aquello de la influenza H1N1 (hemaglutinina neuraminidasa). ¿Ah, verdad?. Seguimos hacia Zacatecas. Ya llevábamos muchas horas conduciendo y muchos kilómetros recorridos. Zacatecas es la puerta al inmenso norte de México. Tierra alguna vez rica en minerales y metales preciosos. Un centro histórico precioso con una catedral de cantera rosa labrada en estilo barroco-churrigueresco impresionante. Bonita ciudad. Nos hospedamos a un costado de la catedral en el Hotel Reyna Soledad, de 4 estrellas. Bonito, pequeño, nos dejaron meter las motos al patio principal, así es que todos tranquilos. Cenamos 3 caldos tlalpeños acompañados de unas cerbatanas bien elodias en un Sanborns ubicado en un bonito edificio antiguo, en un 2º piso. Había concentración de motos en la contraesquina, de todo tipo, en donde se reunían a pasar el rato los chavos de la ciudad. Una máquina tenía un logo de LAMA pero no pudimos contactar a nadie. Dimos una caminata nocturna por el muy bonito centro histórico y nos fuimos a dormir con el no muy melodioso pero sí insoportable ronquido de Lancer, y algo de Kuñiz, pero con tanto cansancio, hasta arrullo parecía.

A la mañana siguiente, nos preparamos para el gran día, el objetivo principal del viaje: cruzar la impresionante Sierra Madre Occidental por el Espinazo del Diablo. Pero primero habría que llegar a Durango. Entonces seguimos hacia Fresnillo, luego por un extraño pueblo llamado Sombrerete (puro sombrerudo, quizá por eso le pusieron así) y llegamos a Durango. Por cierto, antes de llegar, nos detuvimos a cargar en una Gas en la desviación hacia Durango y Torreón. Hacía un calor del demonio y lo curioso fue que estaban tocando una canción super pegajosa que no se oye en Toluca cuyo estribillo, muy chistoso era “órale wey…”. Entonces de ahí p’al real, cuando nos íbamos, cantábamos la mentada canción. Cruzamos el Trópico de Cáncer (paralelo situado en la latitud 23 grados 26 minutos al norte del Ecuador, que junto con el Trópico de Capricornio –en el hemisferio sur- delimita la zona intertropical del planeta, donde el sol llega a brillar desde el cénit entre el 20 y 21 de junio de cada año, a lo que se le denomina solsticio de junio, cuando los rayos solares caen verticalmente sobre el suelo en la línea imaginaria del trópico del hemisferio norte –cáncer-. En el solsticio de diciembre, sucede lo mismo sobre el trópico del hemisferio sur –capricornio-, 23 grados 26 minutos al sur del Ecuador. Se le denomina “cáncer” porque en la antigüedad , cuando se producía el solsticio de verano en el hemisferio norte, el sol estaba en la constelación de cáncer. Actualmente está en la constelación de géminis). De hecho cruzamos el Trópico de Cáncer 2 veces: yendo hacia el Norte, hacia Durango, y hacia el sur, Mazatlán. Llegando a Durango pasamos al centro para conocer la ciudad. Nos tomamos unas fotos en la plaza principal con unos personajes en zancos; también en la catedral. Después de la breve pero interesante parada, proseguimos nuestro camino, deteniéndonos en la montaña para despedirnos de la capital del norteño y desértico estado del mismo nombre.
Se trata de la carretera federal número 90 que atraviesa la Sierra Madre Occidental. Es algo verdaderamente impresionante que te deja sin aliento. Vas bajando (o subiendo) y ves la misma carretera del otro lado de las cañadas en 2 o 3 niveles, dándote cuenta de la diversión que te espera. Esto de las motos es como tener un play station o un x-box real, donde la diversión nunca termina y te acerca a la perfección porque sabes que aquí no puedes cometer errores, ¿o me equivoco?. Iniciamos el recorrido tan esperado. Al principio interesantes curvas y paisajes pero no eran nada con respecto a lo que venía. En un pueblo cercano a El Salto me detuve a esperar a Lancer y Kuñiz, que después me dijeron los angelitos se detuvieron a tomarse una cerveza porque ya se estaban deshidratando los pobrecitos. Mientras tanto, se me acercó una señora para venderme unos como tlacoyos norteños, luego le llamó a su esposo y se puso a platicar conmigo. Luego llegó otro señor más joven y también se puso a platicar conmigo. Me dio el tip de cómo entrar a un tramo de autopista que llegaba hasta el Salto, free of charge, previo al tramo del Espinazo del Diablo. Cuando mis amigos y compañeros se dignaron aparecer, los guié por el atajo y avanzamos rápido hasta El Salto, Durango.

De ahí en adelante, el tramo más esperado de todo el recorrido: el famoso Espinazo del Diablo. Un tramo de interminables curvas casi sin rectas. Dicen que son más de mil. Entonces la diversión iba a ser mucha. Curvas cerradas, curvas super cerradas, pocas curvas amplias y cero rectas. Todo bordeando las montañas. De repente veías cruzar enormes y bellísimos pájaros azules como si fueran quetzales, pero azules. El cielo también completamente azul, que contrastaba con el verde del bosque o el café del desierto y el negro-gris de las rocas en las montañas. Y el gris de la carretera dividida por una o dos delgadas líneas amarillas rematada por las clásicas líneas blancas a las que no podías perderles la vista so pena de terminar embarrado contra las rocas o desbarrancado en los precipicios, cual chivito, jaja. Yo llevaba mi paso tranquilo, y Lancer y Kuñiz dejaban que me adelantara. Rebasaba a los pocos vehículos, camiones y trailers que transitaban esa increíble carretera. Las llantas se hacían como chicloso y el rodamiento llegaba hasta el límite de la pestaña lateral. Tanto Lancer como Kuñiz rozaron en las curvas con los estribos, según me cuentan. Los trailers forzosamente tenían que invadir el carril contrario en las curvas y había letreros que te prevenían de eso. Cuando Lancer y Kuñiz me alcanzaron en una pendiente que doblaba más de 90 grados a la izquierda para después subir, vimos un trailer rebasando a otro casi llegando a la curva. Con la señal internacional de “en la madre”, les indiqué que o nos parábamos o íbamos a ser parte de la decoración del cofre del enorme camión. De alguna manera y por la experiencia de esos camioneros del espinazo del diablo, rebasó al otro trailer en la mismísima curva para pasar a unos centímetros de su servidor, que estiré mi mano izquierda y casi toqué la defensa, pero sabía que no había riesgo, era sólo la adrenalina de saber que Goliath iba a pasar sin problema y a tiempo. Hasta lo saludé en buen plan. Los demás trailers que coincidían en plena curva cerrada también les estiraba la mano como si los fuera a tocar haciéndome hasta la línea de la derecha, con la ventaja de traer moto, como un riesgo calculado, divirtiéndome y sabiendo que un auto no puede hacer eso ni de chiste. SOBREVIVIMOS riéndonos y disfrutando esa fabulosa carretera, completamente satisfechos
MORALEJA #3: Todo biker debe recorrer el Espinazo del Diablo. Pones a prueba todo lo que sabes del manejo. Combina las curvas de Zempoala, Valle de Bravo, Sultepec, Acutzingo, Mil Cumbres, y las que quieras. Nada más abusado y no pierdas la concentración ni un instante, disfruta y divértete.

Pasando el Espinazo del Diablo, noté que quedaba poca gasolina,. Me preparé para que no me pasara lo que me sucedió cerca de Morelia, que luego les cuento. Obviamente, no había gasolineras, así es que en un pequeño pueblo le pregunté a un chavo si sabía dónde había gasolina. Me indicó que en una casa un señor vendía. Me preguntó: ¿Cuánto quiere? Le dije: 8 litros. Me dijo: ¿cómo que 8 litros? ¡cinco o diez! Le dije: pues que sean 10. Me dijo: espéreme. Trajo una cubeta con 10 litros y un embudo. Le puso los 10 litros. ¿Cuánto le debo? 100 pesos. Le pagué y me adelanté a una tiendita… y que creen: había dos ¿usted me llamó? … Wow… ya estaba en el Estado de Sinaloa!!!!. Pues si. Me tomé un refresco y unas papas en lo que esperaba a Lancer y Kuñiz. Pues otra vez se habían detenido a tomar una cerveza. Bueno. Dijeron que todavía traían gasolina y que les alcanzaba para recorrer 74 kms que faltaban para Concordia. Y sí les alcanzó sin problema.

Llegamos a Mazatlán, en el bello y rico estado de Sinaloa, tierra de tomates y de mujeres hermosas. ¡De aquí soy! Y ganamos una hora por el huso horario diferente. Era más temprano por una hora, lo que nos cayó de perlas. Por cierto, te preguntarás qué significa la frase “¿usted me llamó?… Para hablar en clave, cuando veíamos a una bella fémina , decíamos: ¿usted me llamó? ¿Qué por qué? La verdad no se, pregúntale a Lancer o al Kuñiz (para más detalles, platicamos en corto, jaja). Pues sí, en la entrada a la ciudad, varias “usted me llamó”. Llegamos a un boulevard y entre las pulmonías que circulaban (vehículos descubiertos y pintorescos famosos de ese puerto) nos percatamos de que había un restaurante al aire libre (mucho calor). Se llamaba Puerto algo (no me acuerdo). Había mucha gente y no eran turistas, sino mazatlecos, lo que era garantía de ser un buen lugar. De modo que dimos vuelta en uvas y nos aparcamos en la mera esquina del lugar. Las meseras qué barbaridad!!! Chulas. Así es que estuvimos súper a gusto. Iniciamos con unas Pacífico, precisamente originarias de Mazatlán, luego ordenamos unos cocteles campechanos y compartimos un enorme pescado zarandeado (ver fotos). Después de estar un buen rato hasta que la noche nos cubrió con su manto, nos dirigimos al famosísimo malecón de Mazatlán para buscar hotel. Llegamos a uno en el que Kuñiz se bajó a preguntar y sin ver las habitaciones y guiándose por un precio de $400 por habitación, dijo que nos quedábamos. Metimos las poderosas a un estacionamiento como a 50 grados centígrados y después de media hora subimos con el equipaje. Nos dieron una habitación con box spring de cemento, sin clima y con sábanas sucias. Feo feo feo. Le reclamamos al Kuñiz. Caminamos a otro hotel que previamente habíamos visto y preguntado y tomamos la habitación. Les dijimos a las señoras del hotel feo que no nos gustó y que nos devolvieran el dinero, cosa que hicieron. Sin armarla mucho de jamón, sacamos las motos y nos reinstalamos en el hotel de junto. A gusto. Salimos a caminar por la noche por el malecón y nos fuimos a dormir. Pensé que habían llegado otros biker pero no, era el fuerte y ronco estruendo del ronquido de Lancer. Ni modo, a veces hay que vivir con eso, jaja.
Ya teníamos que ir regresando a la Bella Toluca, así es que más nos valía emprender hacia el sur, ya que nos encontrábamos a casi 1,000 kilómetros de distancia y el regreso iba a ser duro. Pero en el camino íbamos a encontrar todavía muchos lugares muy interesantes. Una opción era tomar Tepic-Guadalajara-Morelia-Toluca. Pero no. Nuestro espíritu de aventura y nuestro gusto por rodar, por sentir el viento frío o caliente, por oler el mar, el bosque, el desierto, la montaña, los animales muertos o la caca de vaca, así como acelerar hacia el interminable horizonte, rebasar vehículos y curvear con mucha diversión y visitar otros lugares y conocer gente, probar platillos diferentes, aprender cosas nuevas y disfrutar de la vita brevis nos hizo hacer una escala más en el también hermoso y paradisíaco puerto famoso por los amoríos y escapadas de Elizabeth Taylor con Richard Burton: Puerto Vallarta, Jalisco., enclavado en la gigantesca Bahía de Banderas. De tal suerte que ni tardos ni perezosos nos dirigimos 400 kilómetros al sur, no sin antes recorrer el malecón de Mazatlán, rodar junto al mar, tomarnos unas fotos, desayunar y prepararnos para una jornada más. Kuñiz aprovechó que un lugareño muy platicador le ofreció lavar su moto. Después de desayunar nos dirigimos hacia la Av Sábalo-Cerritos, una zona al norte de Mazatlán de gran desarrollo turístico y residencial con muchos condominios, una marina, campos de golf y nuevos y sorprendentes hoteles gigantescos como el nuevo Riu que será inaugurado en breve. Nos tomamos fotos a la orilla del mar y en la marina. Desde luego que no podía faltar que Lancer viera de cerca las hormigas sinaloenses. Si, señoras y señores: visitó el suelo una vez más. Resulta que por alguna extraña y desconocida razón a la hora de posar para la foto le quitó la pata a la moto y al bajarse nuevamente se le olvidó que tenía que ponérsela otra vez porque el equilibrio sobre dos ruedas perpendicularmente posicionadas es nulo a velocidad cero y la gravedad siempre hace su trabajo. En fin, ya se había tardado.

Ahora sí, nos regresamos por toda la Av Camarón Sábalo y por el malecón hasta la carretera federal 15 con destino a Puerto Vallarta, Jalisco. El calor, durísimo. El sol a plomo. Las nubes inexistentes. Los zopilotes volaban sobre nuestras cabezas . Las serpientes, ardillas, iguanas, aves, armadillos, perros y demás fauna se atravesaban por la cinta asfáltica y algunos desafortunados estaban ya hechos tortilla con el mole de fuera., aunque vuelto moronga por el calor infernal. Nuestras chamarras nos conservaban en un baño de vapor constante y sólo al abrirlas nos refrescábamos un poco. Lo mismo hacíamos con el casco from time to time.
Así fue… continuamos por Rosario, Escuinapa, Acaponeta, Santiago Ixcuintla y llegamos a Tepic, capital del Estado de Nayarit. Quería conocer, así que les dije a mis compas que deseaba visitar el centro de la ciudad y fuimos al palacio municipal donde tomamos algunas fotos y después a la plaza principal donde se encuentra la catedral, una iglesia de dos torres altísimas y con una forma muy peculiar. Era domingo, y la ciudad estaba como que muy sola, medio triste el ambiente, mucho calor… medio raro el asunto, pero no por eso menos interesante. Y como no vimos ninguna ¿usted me llamó?, emprendimos inmediatamente con rumbo a Puerto Vallarta. Muchas curvas, montañas, selva, calor… ya me había cansado y me dolía mucho el hombro izquierdo por la posición de manejo que aunque es relajada ningún cuerpo humano soporta sin dolencias horas y horas apretando el clutch y presionando el brazo en las interminables curvas. Movía el hombro, me sobaba, cerraba y abría la mano, dejaba caer el brazo, hacía ejercicios para mitigar un poco el dolor y no traía quien me diera un masaje, entonces me tenía que aguantar hasta llegar y descansar un poco…

finalmente llegamos a Rincón de Guayabitos, Bucerías… atrás de mí venía una pick up patrulla que no había visto ni oído por lo cansado. Al percatarme de que me venía presionando la tuve que dejar pasar pero no se fue sin una indiscreta mentadita de madre, jaja. Bueno… nos detuvimos a quitarnos las chamarras y a tomar un poco de agua para continuar a Nuevo Vallarta y cruzar el puente que divide Nayarit de Jalisco, lugar donde el buen Lancer nos dijo que ahí también cambiaba la hora. Llegamos a Puerto Vallarta. Pasamos por los grandes hoteles (Sheraton, Krystal, etc) y llegamos al centro. Nos detuvimos porque un lugareño nos ofreció hoteles pero no estábamos convencidos. Cargué gasolina y alcancé a Lancer y Kuñiz al final del malecón. Antes de cenar, decidimos buscar hotel, ya que el lugar para acampar estaba lejos de todo. Encontramos un hostal atrás del palacio municipal. Me convenció y bajamos las cosas. Kuñiz andaba de grinch y no le gustaba la idea de un hostal con baño compartido, pero por $150 y desayuno incluido, limpio y céntrico a mí me pareció perfecto. El detalle era dónde íbamos a dejar las motos…. Fuimos a un estacionamiento cercano pero primero que ya iban a cerrar y después sí nos dejaban meter las motos pero pagando $15 pesos la hora, lo que nos iba a costar lo mismo o más que el alojamiento, entonces decidimos buscar en otra parte. No funcionó en el estacionamiento de una tienda ni en el ayuntamiento ni con los pizzeros de Domino’s. Finalmente un policía municipal me dio el tip de dejarlas en la calle a un costado de Woolworth pero con otro policía municipal asignado al cuidado del perímetro, pareja. Entonces así lo hicimos. La bronca es que hasta llegar a esta solución nos tardamos ¡tres p… horas! y ya estábamos hasta la madre (y más el Kuñiz que se negó a continuar porque su princesa ya se estaba calentando (su moto, pues). Pero lo logramos. Después de un reconfortante baño fuimos a caminar por el malecón, tomamos fotos, cenamos tacos no muy buenos, ya estaba todo cerrado por la influenza, luego rematamos en un Oxxo y nos fuimos a dormir.
El cuarto tenía 2 literas. Echamos un volado a ver quién dormía arriba. Le tocó a Lancer. La noche se nos hizo muy corta con todo y sus ronquidos. Fuimos a las 7am por las motos y le dimos p’al chesco al pareja. Como siempre, Lancer olvidó su llave. Pensaba que la había dejado pegada, se regresó al hostal, la encontró en la ventana, regresó por la moto, fuimos al hostal, no nos dejaban estacionar (es un p… eso en Vallarta), dimos vueltas y vueltas, las dejamos en una calle cercana. El desayuno estaba incluido, así es que hicimos lo propio, hicimos el check out, cargamos las cosas, las aseguramos y emprendimos la última gran travesía por los enormes estados de Jalisco y Michoacán para llegar a tierras mexiquenses.
Ya era lunes y los tres debíamos estar en el trabajo, con todo y el asunto de la influenza. Pero no. Era imposible que llegáramos. Estábamos a 700 kilómetros de Toluca y a unas 8 horas de manejo (que después se convirtieron en 10 o más). Así es que lo tomamos con calma. Empezaban las llamadas de la chamba. Lancer arreglando el mundo. Yo siendo megarregañado por mi jefe. Kuñiz fresco como una lechuga. Y no nos quedaba de otra más que irnos por la carísima carretera de cuota Guadalajara – Toluca y pagar casi $700 más gasolina. Bueno, enfilamos rumbo a Compostela, luego antes de llegar a Guadalajara nos detuvimos en la desviación a Tequila para arreglar algunas llamadas perdidas de desesperación de la chamba. ¿Por qué tanto brinco si el camino está parejo y lo que se puede arreglar se arregla y lo que no no? En fin… tenía que checar el mail urgente con la misma importancia y desesperación que Lancer y Kuñiz debían tomar y comprar tequila o por lo menos unas chelas. Hacía un calor insoportable y más con las chamarras de biker. Nos detuvimos al frente de la iglesia y tomamos fotos. Pregunté por un cyber que estaba a la vuelta del portalito al costado de la iglesia. Estuve un buen rato resolviendo asuntos gracias a la tecnología. Luego fue por mí el Kuñiz medio desesperado justo cuando terminaba. Los alcancé en una lonchería y órale wey…. ¿usted me llamó? Si, señores… algo espectacular. Entonces nos echamos una chela y otra además de las de ventaja que me llevaban ellos. ¿Y para qué nos íbamos a comer a otro lado si el paisaje estaba maravilloso en esa lonchería? Pues pedimos unas hamburguesas. Y luego unas quesadillas. Nos tomamos fotos también con un micrófono de televisa que llevaban unos reporteros. Y ya se estaba haciendo muy tarde. Yo me estaba desesperando. Al preparar las motos, esperando a mis amigos, me puse a limpiar a la Yakuza (nombre de la mafia japonesa) y se me acercaron unas chavas no tan chavas que si me tomaba una foto con ellas y con la moto. Desde luego que accedí, ¿cómo las iba a desairar?
Seguimos con rumbo a Guadalajara y en la salida a Tequila nos detuvimos a comprar aquella bebida típica de nuestro país. Llegamos a Guadalajara. Atravesamos por el larguísimo periférico de la Perla de Occidente pasando junto al nuevo estadio en construcción de un equipito de segunda llamados Chivas Rayadas del Guadalajara. (al que por cierto los campeones Diablos Rojos del Toluca –me quito los cuernos-, derrotaron a domicilio hace poquitito… todavía les duele y siguen llorando). Salimos de la ciudad, pasando la caseta cargamos gasolina al tope, porque sabíamos que no había más gasolinerías sino hasta la desviación de Morelia… mas de 230 kilómetros. Yo estaba un poco temeroso de este asunto, que aunque a la Yakuza le caben 18 litros el consumo es medio alto en lo que se afloja la máquina….

Empieza esa autopista casi perfecta con rectas enormes y que invitan no a apretar el acelerador, sino a darle toda la vuelta (si me entienden, ¿no, bikers?). De 0 a 100 en menos de lo que canta un gallo. 120, 140, 160, 180 y hasta 200 km/hr. A esas velocidades era obvio que el consumo de gasolina se disparaba. Y lo sabes… pero no. Ahí vas constante a no menos de 160. Iba adelante, Kuñiz y Lancer atrás. Lancer me dijo: no te preocupes Diablo, la gas te alcanza para cargar 30 kilómetros delante de la desviación a Morelia. Te va a prender el foquito de que falta gas pero llegas, no hay problema. Ya lo hemos hecho (sic). Pues seguíamos… el sol detrás de ti y tu sombra delante. Hasta que desapareció…. Todavía no anochecía pero ya no faltaba mucho, eran cerca de las 8 de la noche. Rebasé a mil por hora a un nuevo “Harlero” que acababa de adquirir su Road King y la llevaba con sumo cuidado a Michoacán. Le dije adiós pero el viento me aventaba la mano para atrás.

Y ¿qué creen? Pues nada, de cinco rayitas digitales que marca el nivel de combustible ya sólo tenía una y empezaba a parpadear. Me dije: no hay pedido en el ejido, Lancer cuenta que esto iba a pasar y que llegaba a la gasolinera. ¡¡¡Pues ni madres!!!! ¡Que se me para! (la moto). Dije: “ups, ya me cargó el payaso”. Me detuve porque no había de otra. Después llegó el Harlero y amablemente se detuvo a brindarme ayuda imposible. Le dije que mis cuates ya venían y veíamos cómo resolvíamos el problema. Llegaron después de un rato. El amigo del Harlero, que venía en una pick-up y era el verdadero nuevo dueño de la moto pero que sabía de motocicletas lo mismo que yo sé de aceleradores de protones me dio una botella de pet dizque para que le pusiera gasolina de otra moto que ya tampoco traía mucha que digamos. En fin. Preguntamos a unos campesinos si tenían gasolina pero el caso que nos hicieron fue totalmente nulo. Es como si le hablaras a una pared. Jijos del máiz…
Ya me veía acampando en el maizal con la moto a la orilla de la carretera. Estaba oscureciendo. Esperaba un milagro. Les dije a Kuñiz y Lancer que iba a intentar arrancar la moto en lo que se asentaban las últimas gotas de la Premium y ellos iban a ver si conseguían gas. Estaba a unos pocos kilómetros de la desviación a Morelia y venía una larga subida. Empujar una moto que pesa 328 kilogramos después de haber manejado 8 horas iba a estar color de hormiga. Le dí marcha. Arrancó. Caminé con las intermitentes como a 20 kms/hora (10 veces menos de los topes máximos a los que venía por momentos). Me alegré y el color me regresó. 10 metros, 50, 100, 1000 y ¡zas!. Se apaga otra vez. Ching…… Esperé. Arranqué otra vez. Seguí subiendo con motor. Un milagro…. Llegué a la desviación. Otra subida y ching….. Se detiene otra vez. Mmmm. Era el último jalón. Después venía una bajada. Le di marcha. Arrancó. Subí los últimos 700 metros. Empezó la bajada. A lo lejos se veía el bendito logotipo de Pemex como un punto verde, cuando se apaga por última vez la poderosa. Ya no arrancó más pero no importaba. El milagro se había dado. Bajé planeando. Llegué hasta la estación de servicio a 3 kilómetros de la desviación. Ya no alcanzó a subir la pendiente de la gasolinera. No importaba, ya había llegado. Subí a pie hasta las bombas. Y asunto resuelto. Cargué por última vez antes de llegar a Toluca en el circuito de 2,755 kilómetros. Fuimos al Oxxo, compramos bebidas, descansamos unos minutos. Ya eran las 9pm. Ya no había luz natural. Pero había que seguir hasta Toluca.

Continuamos. Bajé considerablemente la velocidad porque de noche es otro asunto. Iba más bien lento, a menos de 100 km/hr. Como a 80. Kuñiz desesperado y Lancer resignado, pero todo bien. Los autos que había rebasado a 180 me rebasaban a 120. Pero empezó un fenómeno increíble y por lo mismo imperecedero en la memoria de quienes lo vivimos…

Noche completamente negra, sin luna y sin estrellas. Autopista Morelia-Atlacomulco. Viento frío… ambiente extraño… 3 motos. 3 bikers. Y adelante un espectáculo natural. La foto de la portada de esta reseña se queda chica. Algo parecido pero aún más impresionante y sin luz… La furia de la naturaleza nos avisaba que estaba presente y acechándonos… esperándonos… asustándonos… era como entrar en las tinieblas, profundas, terroríficas, desconocidas, como de una película de terror pero en la vida real
En la inmensidad de la noche sólo se veía la carretera que alumbraba tu faro en luces bajas o altas según el tráfico. De repente, a lo lejos y al frente fuertes relámpagos alumbraban el horizonte y nos dejaban ver las nubes negras y un poco de lo que había alrededor. Todo un espectáculo verdaderamente impresionante e inolvidable. Terrorífico pero retador. Íbamos directamente a la tormenta. No había manera de evitarla ni de detenerse. Teníamos que seguir. Sólo quedaba prepararse mentalmente para tomarlo con calma y con aplomo.

Seguimos sin miedo. La sensación de acercarte a un gran riesgo es algo raro. Más relámpagos y truenos. Se sigue iluminando la gran noche una y otra vez. Fue impresionante. Imposible tomar fotos pero no hizo falta. Esa imagen al menos para mí permanecerá para siempre en mi memoria.

Llovió pero no demasiado fuerte. Salimos bien librados. Llegamos a la última caseta antes de Atlacomulco. Proseguimos hasta la última caseta. Nos despedimos y nos felicitamos de esta gran gran travesía. No era para menos. Fue algo para contar, por eso me animé a escribir la reseña que espero la hayas disfrutado y te haya podido ayudar un poco con los detalles y te sigas enamorando de esta bonita pasión que es el motociclismo de aventura.

Una ruta difícil pero que te deja una sensación de satisfacción muy especial que por lo menos a mí nunca se me va a olvidar.

Un abrazo, amigo biker.
Y si no eres biker, ya conoces un poco más este mundo apasionante

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2
May 13, 2009 – 7:06 pm
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wow!! que buen viaje se echaron, y gracia spor el viaje que nos imaginamos al leer este, relato!!

felicidades!!

por cieto, hasta donde se, la licencia tipo si aplica para motos, al menos hasta hace un par de años.

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May 13, 2009 – 7:15 pm
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DrTaz, mi compañero fue lo que le dijo a Federal, pero ya sabes como son, y lo que deben de hacer no lo hacen.

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4
May 13, 2009 – 7:39 pm
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Uta!!! A poco hay que sacar otra licencia pa la moto??? No me digan eso!!!!!

Felicidades por el viaje. La crónica está de poca madre!!!

Un saludo y mi más sincera admiración.

Lemus.

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5
May 13, 2009 – 7:51 pm
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Lemus, yo tengo dos licencias, la de motociclista y la de automovilista, que por cierto ya la tengo vencida desde hace 4 años. pero la de motociclista está vigente.

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6
May 13, 2009 – 7:58 pm
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Ahora si que…que buen viajeeee!!!!!!

Felicidades a los 3 y que cronica tan agradable…y que pex con eso de la licencia????

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May 13, 2009 – 8:02 pm
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En un reten los de la Policía Federal Preventiva nos solicitó nuestros documentos y licencias, mi amigo el Diablo le mostró la licencia de chofer, pero el federal con su prepotencia que los caracteriza dijo que esa no servía, que necesitan licencia de motociclista para circular por carreteras federales. La verdad no sé que tan cierto sea, a ver si alguien no puede orientar.

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8
May 13, 2009 – 8:04 pm
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Ora sí que… Ah Cabrón!!!!!!

No sabía!!! Me tengo que ir tendido por mi licencia de motociclista!!!!

Sds.

Lemus.

PS.

Por cierto, omití un comentario hace rato… Esas son RODADAS así, con mayúsculas!!!

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May 13, 2009 – 8:07 pm
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Una de las mejores cronicas… felicidades y gracias por compartir la experiencia..

Saludos!

p.d. las fotos donde las subiste?

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May 13, 2009 – 8:22 pm
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No he subido fotos, aún no le agarro la onda para subir varias fotos a la vez, solo se subir de una en una.

SAludos.

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May 13, 2009 – 8:47 pm
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Lancer,

mandamelas por mail, tamaño 600×400, y yo las subo todas en bloque

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May 13, 2009 – 8:51 pm
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fuertes, pasame tu dirección?

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May 13, 2009 – 8:51 pm
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A la Ma………..e ! Esa si qe es cronica !
Muy entretenida y detallada por cierto-un poquitin extensa! pero no-mas poquito.

La Licencia de Motociclista es indispensable para andar en "Moto" cada Estado tiene sus reglillas ! Pero me parece que no es lo mismo: Un Auto que una Moto mis amigobikers!

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May 13, 2009 – 9:13 pm
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A que de pelos recordar El Espinazo del Diablo y esa linda aventura a Mazatlan, dices bien todo biker debe recorrer esa carretera. Felicidades por el recorrido y finalmente por los momentos buenos y los contratiempos, porque esa es la sal y la pimienta de un viaje y lo que crea las buena anecdotas para platicar despues tomando una chela. Claro pacifico, aunque saben distinto cuando te las tomas junto al malecon jaja

No sabia que se necesita una licencia especial para moto, es decir el reglamento lo señala pero cuando vas a sacarla, resulta que no hay, y mucho menos quien te aplique un examen…

Y si en efecto, si llenas el tanque de 12.5 lts de la sporty llegas apenas del Salto a Concordia, porque no hay gasolinerias en ese tramo.

En fin, muy chido el relato

Saludos

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May 13, 2009 – 9:20 pm
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** you do not have permission to see this link **

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May 13, 2009 – 9:27 pm
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ok. ya está

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May 13, 2009 – 9:47 pm
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chingonazo el relato y esperemos ke las fotos tambien ojala tambien exista alguna de las ¿usted me llamo? jajja

buen camino

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May 13, 2009 – 9:53 pm
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Te paso una imagen de Usted me llamó?, es en vallarta, se nos hizo mala onda tomarle a las chavas, pero ya se han de imaginar, que cantidad de usted me llamó?

Saludos.

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May 13, 2009 – 9:57 pm
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Nos tuvimos que sacrificar con un excelente pescadito sarandeado, el buen Dimitri es conocedor de esto.

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20
May 14, 2009 – 2:45 pm
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por lo menos aqui en veracruz si no traes la lic. tipo D es retencion de la unidad asi que cuando vengan al puerto tengan cuidado…

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