Domingo 10 de marzo marcaba el calendario, 8 de la mañana según las manecillas del reloj, era momento de rodar por esas costillas y pollos tan prometidos.

El punto de reunión esta vez fue en la harley de Toluca, aunque hubo algunos que nos vimos un poco antes en Sta Fe, llegamos Akal, Adrian, Pineda y yo merengues.

En Toluca, esta vez a tiempo todos; Perro, Cesar, Alan, Rainbone y un par de grandes camaradas más que aún no logro recordar sus nombres, pero ha este ritmo pronto estarán en mi biblioteca. Desafortunadamente Caos no llegaría ya que fue víctima de la búsqueda de petróleo que se lleva acabo por todas nuestras calles y su rin no lo resistió. A Chuy lo veríamos en una caseta más adelante por lo que deberíamos comenzar nuestro camino cuanto antes.

Esta vez nuestro guía sería Alan y su acompañante nos ayudaría con el pago de las casetas, lo cual creo todos agradecemos de corazón, ya que nos evita todo el fastidio “del quita guante, baja cierre, encuentra dinero, guarda el cambio, sube cierre, pon el guante”.

Comenzamos la ruta en una autopista muy relax, la que cruzamos con buen ritmo, Rainbone y Pineda se peleaban por los derechos de grabación de la rodada, hasta que Rainbone se quedó con la primicia, un par de veces se adelantó para realizar una grabación de la comitiva que se proponía devorar varios kilómetros más.

Terminamos la autopista y los letreros que nos indicaban el camino para llegar a Zitacuaro aparecieron, nuestro líder tomó la ruta por la carretera libre y nos recibían una excelentes curvas que a todo motociclista llenan el alma y nos regalan una pequeña dosis de adrenalina para limpiar el espíritu.

Llegamos al lugar para el desayuno y su entrada era todo un altar para aquellos de buen diente, varios pollos al carbón formados esperando ser devorados por cada uno de los asistentes. Ya en la mesa, Rainbone con un excelente ritmo no dejaba de pedir comida, órdenes de pollos, costillas de cerdo y borrego, frijoles, totopos y para cerrar una delicia de aguas de frutas. Fede nos alcanzó justo a tiempo antes de que toda esa comida se terminara. Para cerrar, un pomito de bacacha le blank para hacer digestión y de acuerdo a todos transformar esas curvas de regreso, en rectas!!

El pomo vio su fin y como no, nunca vi a ningún barman como Rainbone, ningún vaso quedó vacío, un ojo tremendo para que nadie se quedara sin trago!!

Llego el momento de emprender el regreso y una sorpresa más nos esperaba, la batería de Fede se había descargado, por lo que tuvo que ser empujado por varios, creo que Cesar corrió como nunca antes, hasta creo que se chingo la rodilla. Por fin prendió y estábamos listos para volver a casa.

Comenzamos con las curvas y ahí fue cuando descubrí que ese bacacha era de alto octanaje… vaya que le dieron recio al acelerador sin recordar el desabasto de gasolina que sufrimos antes. Algunos de nosotros nos quedamos atrás de la comitiva y nos encontramos en la segunda caseta, para ellos la primera, ya que nosotros tomamos una ruta diferente por la que pagamos una de más.

El resto del camino no hubo mayor incidente, llegamos a la última caseta y con está el fin de una gran rodada, uno a uno nos despedimos con un fuerte abrazo esperando no fuera la ultima vez que compartimos ruta.

Yo, al momento de despedirme de Adrian, conocí el motivo por el que le dicen “el patrón”; “te toca la reseña” me dijo y pues aquí la tiene Sr.