“El harlero enmascarado”

(Entra música surf)

Narrador:
Bienvenidos a si motonovela: El harlero enmascarado, la increíble historia de amor… a la libertad.

(Sale música surf y entra sonido ambiental de desayuno en familia: platos, vasos de cristal chocando, perro ladrando a los lejos y efecto de tele prendida con programa matutino)

María Tomasa:
Gordo, dijiste que el viernes me vas a llevar a las luchas. Ya sabes que me encantan y muero por sobarle el trasero a Latin Lover.

Ramón:
Ya te dije que voy a acompañarte a la Arena México el día que me acompañes con mis amigos a banquetear en la Condechi.

María Tomasa:
¡Eso nunca! Ya sabes que odio tu supositorio ambulante. Además la cuidas más que a mí, le dicen más palabras bonitas que a mí. ¡Para mí… tu moto es la otra!

(Efecto de romper plato)

Ramón:
Eso no es cierto, mi amor. Tú eres mi vida.

María Tomasa:
¡Hazte pendejo!

(María sale corriendo)

Ramón (pensando con efecto de eco):
Chale, ¿cómo la voy a convencer de que se suba a mi Road King? Mi banda cree que soy un Forever alone o jotín porque siempre llego solo con mi soledad a las reuniones banqueteras.

(En eso en la tele se ve en la tele un comercial de televisión)

Spot televisión:
Este viernes a la 22 horas no se pierda la película: “Santo contra los pisteros de la Roma”. Emoción garantizada.

Ramón:
¡Eso es! A mi vieja le gustan las luchas y no quiere subirse a la moto, pero apuesto la Road a que se sube con un luchador. Me cae que una máscara es capaz de sacar a la zorra que trae adentro.

Narrador:
En ese momento, Ramón, usando su pericia para coser parches del HOG en su chaleco, tomó una vieja playera con el logo de Harley-Davidson, la recortó y la pegó en una máscara que su esposa coleccionaba. Al terminarla, se colgó una toalla con el bar and shield que compró en rebaja a manera de capa, se enfundó la máscara y…

(Entra música Born to be Wilde)

Ramón:
Ha nacido… El Harlero enmascarado.

(Entra efecto de que alguien abre intempestivamente la puerta)

María Tomasa:
Gordo, ¿viste mi máscara de la Supercuija? Es que no la encuentro por ningún lado.

Narrador:
En ese momento, Ramón se puso la toalla en la cabeza y fingió que estaba secándose el cabello.

Ramón:
Ejem… No mi amorcito. Para nada.

María Tomasa:
Bueno, voy al súper. Me lanzo a pie. Está bonito en día.

Ramón:
¡Ahí te encargo unas Guinness!

(inserción no pagada)

María Tomasa:
¿Y tu nieve?

(Entra efecto de cerrar la puerta)

Ramón:
Ya estuvo. Cuando María Tomasa venga de regreso del súper, me cruzaré en su camino y me rogará que le dé aventón.

(Entra sonido ambiental urbano)

Narrador:
Más tarde en el estacionamiento del súper…

María Tomasa:
¡Cómo carajos pesan estas piches bolsas, parecen los huevos del Coloso del Bicentenario!

(Entra música surf y sonido de Harley-Davidson con escape abierto)

Harlero enmascarado (es decir Ramón impostando la voz): Buenas, buenas, damita. Disculpe, ¿sabe usted dónde se está la Arena México?

Narrador:
Todo alrededor de María Tomasa se detuvo por un instante: el tiempo entró en pausa, el viene viene mantenía su franela suspendida en el aire como un flamazo congelado y los clientes del autoservicio formaron una inmensa estatua colectiva que intervenía el estacionamiento como si fuera una obra conceptual de un artista incomprendido.

María Tomasa:
Oh my god! Es un luchador.

Harlero enmascarado:
¿Damita, le sucede algo? ¿Se siente bien?

María Tomasa:
¿Eh? ¿Yo? Ah, sí, digo, no. No más bien sí. Ay, disculpa, pero es que yo… Hola, soy María Tomasa.

Harlero enmascarado:
Yo soy el Harlero enmascarado, el flagelador del asfalto.

María Tomasa:
Oiga, pero no había escuchado hablar de usted y créame que soy una gran aficionada a la Lucha libre.

Harlero enmascarado:
No me conocía porque vengo del gabacho. Me patrocina la Harley como Jack Daniels a Charlie Monttana y vine a México porque lucharé contra el Místico… este viernes.

Tomasa:
¡No mamar, yo iré a esa lucha! Oiga, cuando vaya a verlo, ¿me saludaría para apantallar a mis amigas que me acompañan?

Harlero enmascarado:
Sería un honor.

María Tomasa:
Ay, gracias. Por cierto, usted me preguntaba por la ubicación de la Arena México y con gusto le diré, pero dígame, ¿qué su representante no le dijo dónde es?

Harlero enmascarado:
Yo no me manejo con representantes. Soy libre como el humo. Soy el constructor de mi camino y sostengo el manubrio de mi destino. Así somos los motociclistas: espírutos rodantes sin cadenas.

María Tomasa:
Ayyyy…

Harlero enmascarado:
Por cierto, ¿no quiere que le dé un aventón? Al parecer esas bolsas pesan más que una V-twin

María Tomasa:
¿Una qué?

Harlero enmascarado:
Olvídelo. Es lenguaje de bikers (pensando) Méndiga vieja, no me compró mis Guinness.

María Tomasa:
La verdad me encantaría. El lado “B” de mi pasión son las motos, la melcocha, el susurro profundo del escape y el latigazo visual que descarga el cromo sobre las pupilas vírgenes.

Harlero enmascarado (pensando):
Méndiga hipócrita. (Sin pensar) Súbase, reina, ¿a dónde la llevo?

(entra efecto de moto arrancando)

María Tomasa:
Aquí a tres cuadras. Dele por la avenida y dobla en la calle el Cielo.

Harlero enmascarado:
Así que le gusta esto de las motos, ¿qué es lo que más la prende?

María Tomasa:
La sensación de libertad, el viento violeno, el sonido imperfecto, y el padroteo. De hecho yo tenía una Sportster, pero la vendí cuando me casé.

Harlero enmascarado (pensando):
¡Jijas esú, eso yo lo hice por ella! ¡Que no mame por Dios! (Sin pensar) Qué lástima, pero le aseguro que pronto otra máquina se cruzará en su camino.

María Tomasa: (pensando) Este hombre huele igualito que mi marido, pero tiene algo que le falta a mi esposo: el verbo viril.

( Sale música surf, entra efecto de sirena de patrulla y entra sonido ambiental de exterior urbano)

Poli en moto:
Oríllese a la orilla, repito oríllese a la orilla.

Harlero enmascarado: (Pensando)
¡Mierda! ¡Y ahora qué!

María Tomasa:
¡Pélate, Harlero, enséñale quién es el hombre a este pendejo!

Poli:
¡Oríllese!

Harlero enmascarado:
Me detendré. Ante todo, un luchador es un ejemplo de civilidad y adalid de la justicia.

María Tomasa:
Ay, mi vido… y además tiene conciencia social. Ternurubis.

(Entra efecto de detener la moto)

Poli:
Lo molesto con su licencia, caballero.

Harlero enmascarado:
¿Cuál es la falta oficial?

Poli:
La señora no trae casco.

Harlero enmascarado:
No se preocupe, el cabello de la señora no interfiere con mi visibilidad.

Poli:
Su licencia y le voy a pedir, de favor, que se quite la máscara para comprobar que su cara coincide con la foto de su licencia.

María Tomasa:
¡Harlero, no te dejes! ¡Aplícale la uracarrana invertida!

Poli:
La máscara y su licencia, señor.

María Tomasa:
¡Madréatelo y nos pelamos! (susurrando) Y luego nos vamos a un hotel boutique bien kinki que conozco cerca de aquí.

Poli:
Insisto, caballero, sus documentos.

María Tomasa:
Ándale Harlero, chíngate a este cabrón.

Harlero enmascarado:
¿A un hotel bien Kinky?

María Tomasa:
Tiene columpio, hamaca y sofá de plumas de ganso.

Harlero enmascarado:
Ok, officer, me quitaré la máscara.

(Entra efecto de retirarse la máscara)

María Tomasa:
¿Ra… Ra… Ramón?

Ramón:
Ándale, méndiga. Te subes a la moto, que por cierto odias, con el primer enmascarado que te levanta y antes de que sepa tu nombre, lo invitas a coger a un hotel. ¿Qué tienes que decir?

María Tomasa:
Cállate y ve a darle de comer a los niños. Tú y tus pinchis bromitas.

Poli:
Su licencia, joven.

(Entra música surf)

Fin.