Voz en OFF:
XE RADIO SPORTSTER FM
Buenos días, bienvenidos a la única estación que te permite meter la carretera en el tuétano de tu corazón.
Comenzamos rapidito con los saludos y las historias de carretera.
Recuerden que el teléfono en la cabina es el 01 800 SPORTSTER marquen y cuenten su historia, vengan a la fama.
Entra rolita:

(Clic en los links naranjas para ir escuchando el soundtrack)
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Y una llamada telefónica…
– Hola, XE RADIO SPORTSTER FM.
– Hola soy Dimitri, quiero contar mi historia.
– Adelante.

I
Siempre quise una moto.
Cuando era niño veía las motos y me encantaban.
Los chavitos más fresas de las cuadras alrededor tenían Moto Pony y cuando yo las veía se me caía la baba,
deveras decía que sería muy feliz en una de esas pero nunca se me hizo, en mi familia no había motos

II Sportster, mi nueva palabra favorita.
Después de que manejé muchos años prefería el transporte público, usaba el auto en ocasiones especiales pero me movía en algunas partes de la ciudad donde era muy complicado el estacionamiento así que tomaba varios libros y me iba leyendo en el transporte, hasta que un día, hice poco más de cuatro horas de la revista que editaba a la estación de radio donde producía.
Dije: no más.
Y comencé la búsqueda, vi una BMW R50, que me gustó mucho, 25 mil pesos, y tenía que repararla, me gustó la línea y la idea de tener una moto diferente, aunque me encantaban las motos no sabía nada de ellas, había ido a las carreras al autódromo porque me invitaban unos amigos pilotos pero mis papás ni sabían que iba, tenía prohibido cualquier acercamiento a una moto.
Aprendo rápido, tengo esa facilidad, y entonces comencé a ver, que si mandaba el carburador a Alemania, que si la pintaba alguien en la Narvarte, que le caí bien al dueño, que el dueño le ha comprado a tamaleros motos de esas, y ahí, antes de comprarla y con el dinero ya en la mano, se mudó a la cerrada donde vivía un italiano, nos hicimos cuates y me dijo: soy arquitecto, ando en la obra, ando en moto, tengo una Sportster.
– No, no, no, ya lo decidí, me voy a comprar esa BM…
– ¿Para qué la quieres?
– Para transportarme, ir del sur a Santa Fe, de dar clases a…
– Cómprate una Harley.
– Si pero son carísimas.
– Pero valen cada peso, mira las condiciones del piso aquí, la Harley resiste.
– Ahhh
– Cuando te escuchen los coches se van a abrir, te van a dar el paso.
– ¿Sí?
– La gente te va a voltear a ver, es una moto ruda pero que aguanta todo, le pones diesel y prende.
– Die…
– Es una moto que puedes customizar, vamos, te muestro mi Sportster…
– Tú, tie…
– Anda, aquí traigo la llave.
Y entonces la vi, una Sportster 2006, vivid black, con los escapes abiertos, tronaba como si no hubiera mañana, vi que las líneas eras parecidas a mi idea estética y me decidí.
– Quiero una como esta, mañana voy a la agencia.
Al siguiente día, fui a agencia de Santa Fe, iba por ella pero nadie me dijo lo que costaba, con mi nuevo amigo me parecía mala onda hablar de dinero, y nunca tomé precauciones.
Comencé a ahorrar.
Era el comienzo de 2007, hice cálculos, sumas, restas, divisiones, hablé con mi papá, con la constitutiva de la empresa hay que sacarla a crédito le dije, me dijo que sí.
Siempre me faltó un documento, así que seguí trabajando, como loco, lo que siempre chambeaba pero también más.
Iba casi diario a la agencia, ya me conocían, me fumaba un cigarro afuera o me paseaba entre las motos, no me interesaban las demás, no me interesaban las grandes, las más caras, ya sabía que quería una Sportster, me gustaba mucho la racing pero también una negra que estaba ahí, XL muy sencilla pero con algunos accesorios extras, rines de rayos, tapón de gasolina con logos, esa es, esa es la que me escogió, ahí estaba apartada, solita.
Mientras trabajaba como negro, comencé a investigar, cómo comenzó esa moto, qué necesita, cómo se usa, cómo viajar en grupo, en la carretera y seguí.
Pasaron varios meses, junté el dinero, el día que fui a pagarla me acompañó mi papá,
– ¿vas a poder con ella?
– Claro que sí.

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III Sportster, se dice Sportster.
Mi amigo el italiano me prestó su moto, para aprender, en realidad tenía tantas ganas que era como si hubiera nacido manejando, sólo ajustar el feeling de los controles y listo, fuimos por ella y ese día paseamos un poco, era lunes, me iba a ir a la oficina después de la agencia pero me dio miedo, el miércoles me levanté temprano, a darle otro rato por mi casa, de Televisa hacia arriba, y el sábado todo el día por  toda la ciudad, me paré a comer un helado, dejé que los chavos de unas Vespas me vieran,
– aaaaah está chida tu moto, ¿es una Harley?.
– Es una Sportster. A la orden mi hermano.
– Está chida, ¿qué tal para maniobrar?
– Tiene mucho más potencia que la tuya, más peso pero es un avión, estoy encantado.
– Se me antoja una.
– Comprátela te va a dar muchas satisfacciones.
La primera parte con la moto era padre en las mañanas, cambió todo de mi vida, la forma en que tenía que vestir, en la que cargaba mis pertenencias, en la que pensaba los días pero comencé uno de los años que más llovió y era septiembre, todos los días llegaba empapado a la casa (llegaba a medianoche), harto, todo mojado, enlodado, asustado porque el pinche coche de atrás casi se me embarra en un tope, con la cara ardiendo por las gotas de la lluvia, nadie me dijo esto.
Después le agarré la onda, incluso a las mojadas y entendí que era mi graduación.
Los sábados me iba a dar un rol a Tres Marías, solo, rodaba solo, no tenía banda ni conocía a nadie ni nada.
Leía y aplicaba.
Y entonces, un cuate al que le compré ropa me aconsejó y recomendó el foro,
Cuando vi su moto entendí que yo estaba en pañales, tronaba como demonio y tenía modificado todo, todo lo que no sé cómo se llama hoy,
pintada, con manubrio grandísimo y con un filtro de aire de alto flujo de cono, y entonces me registré en el foro, vi la cita en el Cielo y fui con unos cuates con los que comenzaba a juntarme. Nunca me convencí del todo de rodar con ellos, estaban muy locos, rodaban en periférico, les encantaban las carreras, bebían cuando lo hacían, todo lo que yo veía como sumamente peligroso, y yo era el ñoño de la banda.
Llegamos el jueves en la noche, saludamos, no tuvimos mucho éxito, estuvimos un rato, y nos fuimos.
Nadie se acuerda de eso, sólo yo.

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IV Los topes y la arena son mejores abajo de la moto no en tu cara.
Tres días después me accidenté en Eje 3 casi esquina Viaducto, por no meterme a Viaducto, le seguí por el Eje y era la primera vez que manejaba en la noche en un sitio  desconocido, vi un coche de judiciales, poca luz, me puse nervioso de todo y me atoré justo en un cráter después de un tope gigante, nada grave, clavícula fisurada, y mis papás preocupados, te lo dijimos: es un peligro,
Nadie en mi familia había tenido moto antes y nadie quería tener pero yo no podía resistir, para demostrarles que todo iría bien sané rapidísimo, el doctor dijo de 6 a 8 semanas, sané en poco menos de 4.
Y rápido, a subirme a la moto de nuevo, tenía mucho miedo, me dolía mucho el hombro pero por aparentar que todo iba bien me hacía el loco, quería estar de nuevo en la moto y entendí que esto es una pasión, que no me había ido mal y que debería convertir esa experiencia en una anécdota.
A la moto no le ocurrió nada fuerte, le cambiaron el posapié, el manubrio, dos o tres detalles más.
Cuando estuve con el hombro inmovilizado me regalaron un libro: El zen en el arte de la motocicleta. Un libro que me ayudó a entender más el fluir, no lo he terminado, he leído muy poco, supongo que es un libro así, que requiere un ritmo personal y la vivencia bien íntima.
Si lo ven, neta lléguenle, es precioso y es como un diario, puedes abrirlo donde quieras y leer lo que quieras, lo dejas y lo vuelves a tomar, es un diálogo de padre e hijo y es una exploración sobre los temas más profundos pero con la moto siempre como pretexto.
Además el que lo escribe, y conduce la moto, es un tipo práctico, poco fashion, nada soberbio, recomienda herramientas, cierta ropa, tips para no quemarte, sacar más fácil las piezas, etc pero nada del mainstream, tiene onda.

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IV Mi última caída
Semanas después decidí irme del país.
Ya andaba en la moto para todos lados, el accidente me volvió más agresivo, y más intrépido, más desconfiado y más exigente conmigo mismo.
Se acomodaron varias situaciones y podía irme a vivir a Francia, era un sueño, otro de mis sueños, iba a guardar la moto en un garage,
a doblar mi ropa biker, a bolear mis botas, dejarlas en una caja pero no me dio tiempo.
Unos días antes de irme a Francia iba a la Glorieta de Colón a comprar euros, y justo afuera del Hotel Emporio me atropelló una camioneta.
Me asusté mucho, sólo vi mi cara en la llanta y sentí que me metía ahí, sentía el peso de la moto encima, como si te cayeras en una bici pero con el peso de la moto, como si trajeras metales que sabes que te van a dañar, le dije rápido con el pensamiento: somos uno, somos aliados, te quiero un chingo, no me lastimes.
Unos días antes alguien me había platicado de su accidente en La Pera, entró rápido, confiado, tomo la curva y había diesel, se resbaló con la moto, ya la había librado y venía deslizándose de lujo pero jamás vio que la moto venía atrás y lo atropelló su propia moto, todo el peso con la velocidad de la moto encima lo mandó año y medio al hospital.
Estaba tirado, oí mucho ruido y cuando vi mi moto en el suelo me dio mucho coraje, estaba junto a mi, quise pararme por ella pero no pude, alguien me gritó que no me moviera, se me acercó una persona, quítate el casco y nada, nada, le dije, por favor, nadie me quite el casco, saqué mi teléfono y le marqué al seguro, "me llamo Dimitri, me acaban de atropellar".
La camioneta la conducía un chavito de 16 años, sobrino de la dueña de una empresa de limpieza, venía con una amiga y otro adelante y se la venían cabuleando, no me vio esperando a que movieran unos carros del estacionamiento y me pegó; intentaron fugarse pero los agarraron los policías del banco de la esquina, nunca pude darles las gracias.
La moto me cayó del lado izquierdo, me atoró el pie en las velocidades, y me dobló con un esguince de los ligamentos, el posapié se me enterró por abajo del pie y me rompió los dedos del pie, los tres más chicos, fue doloroso pero no grave, casi no me voy a Europa, al final me fui en muletas.
En Europa me integré de cerca al mundo del motociclismo, me hospedé un tiempo en la casa de la hermana de la organizadora de todos los eventos que tienen que ver con motos en Francia, incluído Le Mans.
En Europa no sanaba, me hacía un tratamiento con col pasada por un comal, desinflama, casi milagrosa, te la envuelves con plástico pero no podía caminar, me estaba tardando y por casualidad me invitaron a un albergue en Grenoble, tomaba un café y metieron a un esquiador con los brazos fracturados y las piernas también, le pregunté a un doctor si iba a sanar, me dijo que por supuesto y entonces le dije, me lastimé en la moto pero ya debería caminar y….ponte esta pomada. En tres días caminé de nuevo, quise traerme la pomada pero en el aeropuerto me la quitaron. Ahí está el tip.
Desde Europa posteaba un poco, me tocó ver cómo crecía el foro en España, las primeras cábulas en el foro, enterarme del accidente de Romano, de los primeros cambios de moto de algunos, de las rodadas largas y cortas, de las customizaciones de algunos, y regresé.
Regresé a la Ciudad de México y estaba ansioso de subirme a la moto, fui en jueves al Cielo y saludé a Animal, seguro ni se acuerdan, le dije:
– Tú eres Animal, te he visto en las fotos del foro.
y….de inmediato la cábula, eres famoso, órale, en las fotos…ya saben cómo es la bandita…
– Soy Dimitri, posteaba desde Francia. Voy regresando, el lunes me voy a vivir a Mazatlán.
El Animal siempre generoso,
– ¿Ya has rodado largo? ¿Es tu primer viaje? ¿Qué?
– Sí.
– Llévatela leve, no estás demostrando nada, donde te canses tranquilo, nadie te corretea.
Y seguimos platicando.

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El lunes tomé la carretera y me fui a Mazatlán, fue mi primer viaje largo y fue una gran emoción vivir como lo había visto en películas, en las anécdotas de mis conocidos, en las historias de otros, en las fotos, ver que la vida en moto es más que tu cara en el pavimento y ver, también, como en tu familia la preocupación se vuelve un  gusto, como tus papás te ven diferente y dicen, mi hijo ama la moto y goza la moto y se fue solo en carretera.
Sí, tal vez para muchos es un viaje muy sencillo, que no implica mayor complicación pero yo me sentía el rey del mundo, el rey biker, el piloto más hábil de todo el planeta, llegué a Mazatlán y me instalé a vivir ahí.
Comencé a postear, provoqué a la banda con fotos de ceviches, de pescados preparados, del ambiente que se vive con la moto ahí, con el evento, con su malecón largo que te permite manejar al lado y rasgar un poco del sueño del motociclista, cualquier motociclista creo -que de una forma muy primitiva- aspira a eso: manejar tu moto, el mar al lado, estacionarte, tomarte una chela con el atardecer.

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V Prestando mi moto
Para mi muchas cosas en la moto eran nuevas, escuchaba a algunos ahora contar historias sobre Sturgis, Milwakee, pensaba que nunca me iba a graduar, que nunca iba a llegar y eso me motivaba a seguir aprendiendo, a ver los mapas, a ahorrar más para salir siempre que fuera posible, apenas unas semanas después, un viernes, un poco frustrado de haber avanzado poco en lo laboral, un poco nostálgico del DF, un poco harto de la rutina, tomé la moto y fui al centro a pasar un rato, saliendo un tipo que estaba adentro me robó la moto.
Traía una pistola, nunca lo esperé; siempre me subía a la moto en el DF viendo alrededor, tomando precauciones, con cara de malo pero aquí ni lo vi venir, me quitó la moto.
Me sentí de la chingada, cuando te roban algo te quitan mucho, bajé mucho de peso, pero al final fue otra gran lección, con lo del seguro compré otra Sportster que bautizó Tacho como la Blue Demon y poco tiempo después se comenzó a transformar en la Black Demon.
La pinté negro mate con el tiburón en aerografía, quería algo más simple pero al final el pintor le metió galleta y me gusta que tiene muchos detalles, en los dientes y ojos, algunos piensan que es calcomanía incluso pero no, es hecho a mano, a pulso e irrepetible; le recorté las dos salplicaderas, le puse otra aerografía en la colita y el número 2, le cambié el filtro de aire por un Kuryakyn, tiene el stage 1 y le forré los escapes, además le puse un dragbar, las llantas cara blanca y hasta sus pequeños tapones de Rat Fink y otros pequeños detalles como el ring trim o muchos pedazos pintados en negro.
Esa moto me permitió ir a León, a Guadalajara (a las mejores hamburguesas de cordero del mundo, ya sé, siempre digo lo mismo pero es que están buenísimas), a Aguascalientes a ver Rat Rods, en esa moto hice mis retos de los Asphalt Rats y conseguí la certificación de Iron Butt, en esa moto fui a Durango varias veces y pude ver estrellas fugaces, en esa moto fui a la Huasteca y me permití conocer un poco más de mi al verme en circunstancias que no controlo, en esa moto fui a San Miguel de Allende y dejé que los niños se tomaran fotos con ella.
Esa moto y yo pasamos momentos que me han forjado como persona y que me han dado amistades que hoy están conmigo a las que veo con admiración y entiendo como un espejo, otras que no admiro pero que quiero y que me han dado tolerancia, son de alguna manera, mis maestros; tengo una lista enorme de satisfacciones gracias a mi Sportster, varias veces he reído hasta agotarme y la moto ha estado al lado o ha sido mi cómplice, y la moto me motiva a planear nuevas rutas y viajes, me ha dejado conocer mis límites y mi carácter con más humildad y me ha permitido conocer mi país de otra manera, eso y más tengo que agradecerle, cuando comencé a leer este foro jamás pensé que podría llegar a moderar, es para mi una satisfacción muy grande, a mi mujer la conocí gracias a la moto, he hecho radio y producción de eventos de gran magnitud que tienen relación con la moto.
Ahora la Black Demon la heredará mi hermano, él venderá su Sportster XL 883 y con ese dinero compararé una Cross Bones para ponerla al tiro, veré si puedo terminar ese proyecto completo, esa es la idea.
El locutor ya se durmió pero quiero rematar con el comienzo de un libro bien chido, de John Donne un poema que está más presente que nunca, gracias por leerme: Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la tierra si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; ¡doblan por ti!"

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